lunes, 1 de septiembre de 2008

ABUSO SEXUAL

¿QUÉ ES EL ABUSO SEXUAL A MENORES?


“cualquier acto por acción u omisión realizado por individuos, por individuos, por instituciones, o por la sociedad en su conjunto y todos los estados derivados de estos actos o de su ausencia, que priven a los niños de su libertad o de sus derechos correspondientes y los que dificulten su óptimo desarrollo”.

El abuso sexual a Menores se define como “cualquier clase de gratificación sexual con un niño por parte de un adulto desde una posición de poder o autoridad, o bien toda conducta, acto o agresión de índole sexual, realizada con un menor, ya sea por un adulto u otro menor”.
No es necesario que exista un contacto físico (en forma de penetración o tocamientos) para considerar que exista un abuso, sino que puede utilizarse al menor como objeto de estimulación sexual. Incluye el incesto (relación sexual con violencia), la vejación (tocamientos, manoseos a un menor con ropa o sin ella, o permitir que un menor toque de manera inapropiada a un adulto, así como el abuso sexual sin contacto físico.

Esta agresión en una etapa tan importante como es la niñez, cambia totalmente la concepción y formación normal del carácter y personalidad del niño, porque crea baja autoestima, inseguridad, problemas para relacionarse, vicios, pérdida de interés por alcanzar metas, niños problemas, bajo rendimiento, entre otros muchos que marcan de por vida el desarrollo integral y la mentalidad de un niño.


TIPOS DE MALTRATO


Maltrato físico: acción no accidental de algún adulto, que provoca daño físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en graves riesgos de padecerlo, como consecuencia de alguna negligencia intencionada.

Abandono físico: situación en que las necesidades físicas básicas del menor (alimentación, higiene, seguridad, atención médica, vestido, educación, vigilancia), no son atendidas adecuadamente por ningún adulto del grupo que convive con él.

Maltrato emocional: conductas de los padres, madres o cuidadores tales como insultos, rechazos, amenazas, humillaciones, desprecios, burlas, críticas aislamiento o atemorización que causen o puedan causar deterioro en el desarrollo emocional, social o intelectual del niño.

Abandono emocional: situación en la que el niño no recibe el afecto, la estimulación, el apoyo y la protección necesarios en cada estadío de su evolución y que inhibe su desarrollo óptimo. Existe una falta de respuesta por parte de los padres, madres o cuidadores a las expresiones emocionales del niño, o a sus intentos de aproximación o interacción.

Síndrome de Munchausen por poderes: los padres, madres o cuidadores, someten al niño a continuas exploraciones médicas, suministro de medicamentos o ingresos hospitalarios, alegando síntomas ficticios o generados de manera activa por el adulto ( puede ser por la administración de sustancias, la exposición a ellas en los alimentos, así como la exposición intencionada a los elementos ambientales con la finalidad de ocasionar una enfermedad).

Maltrato Institucional: Se entiende por éste. Cualquier legislación, procedimiento, actuación individual del profesional que comprenda abuso, negligencia, detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño y la infancia.




TIPOLOGÍA

No es posible validar la creencia de que los ofensores sean “esos monstruos horripilantes, viciosos y sucios”, sino, al contrario es posible acreditar que entre quienes abusan, hay una gama que cubre la totalidad de perfiles de la humanidad, desde la madre, el padre, el hermano, el tío, abuelos, primos, hasta sacerdotes, médicos, profesores y demás profesionales. Tampoco en posible determinar características físicas, sociales, emocionales o de otra índole, que incrementen la posibilidad de un menor de ser abusado sexualmente.


LOS OFENSORES

1.- Los ofensores desconocidos, violentos, drogadictos o viciosos sólo ocupan el 5% de las acusaciones.

2.- el 95% de los ofensores son considerados respetables y normales. Son conocidos por la familia o forman parte de ella. Ocupan un sitio honorable en la sociedad, incluso aparenta firmes valores morales y religiosos.

3.- la mayoría de los ofensores acusados por la víctima, niegan vehementemente haber cometido tal acto (70%).

4.- un 20% esta importancia a lo ocurrido con argumentos como: “no es nada grave”, “sólo fue un abrazo”, “no le hice daño”.

5.- el resto indica que: “Sólo estábamos jugando” o bien “la culpa fue suya”.

6.- un 98% de los ofensores se muestra sinceramente arrepentido de tal acto.

7.- un 90% (sin recibir un tratamiento profesional) reincide.

LAS VÍCTIMAS

1.- Un alto número de niños víctimas, es capaz de distinguir entre los contactos afectivos y los abusivos, aun cuando no sean capaz de comprender la diferencia.

2.- El grupo de mayor riesgo (y que más indignación causa, cuando uno se entera) se integra por los niños con capacidad reducida para resistirse. Entre ellos se encuentran los niños con necesidades educativas especiales, así como aquellos que provienen de familias desintegradas, extensas o reconstituidas.

3.- También son víctimas fáciles los niños prepúberes, con muestras visibles de desarrollo sexual.

4.- Un alto índice de víctimas sucumbió a la seducción al provenir de hogares faltos de comunicación y afecto.

5.- Un 60% es de niñas.

6.- La edad más peligrosa es entre los 6 y 12 años.

7.- En el abuso intrafamiliar, son víctimas las niñas entre 7 y 8 años.

8.- En el abuso extrafamiliar, son los niños de entre 11 y 12 años.

9.- En cuanto al incesto 20% es en relación padre – hija.





LAS FAMILIAS

1.- El principal grupo ofensor se encuentra constituido por la familia de origen en primer, segundo y tercer grado.

2.- las familias más propensas a cometer abuso, fueron aquéllas en que no existe una adecuada integración.

3.- la falta de comunicación, confianza, afecto y valores familiares, incide fuertemente en el abuso.

4.- la permisividad o el aislamiento social, propicia las situaciones abusivas.

5.- el abuso intrafamiliar rara vez va acompañado de violencia.

6.- la violencia intrafamiliar doméstica, puede desencadenar el abuso sexual a menores.



LOS EFECTOS DE LOS DAÑOS

Los efectos de un abuso sexual a menores, no pueden ser cuantificados sólo al momento del hecho, ya que, por lo general, permanecen latentes o escondidos en las víctimas, cuando no hay una atención especifica al hecho, surgen y lesionan el desarrollo personal.

Estos efectos de presentan simultáneamente al abuso sexual como:

v Cambios radicales en su conducta (depresión, ira, agresividad, llanto).
v Miedo incontrolable hacia algunas personas o lugares.
v Retraimiento o regresiones, conducta infantil menor a su edad real.
v Actos de delincuencia o escape.
v Interés repentino y excesivo en sus genitales, palabras o actos sexuales.
v Simulación de actos sexuales con otros menores.
v Masturbación.
v Comezón, irritación, sangrado o heridas en el área genital o recto.
v Cambio en su rutina de sueño.
v Comportamiento seductor.
v Trastornos en su alimentación.
v Autoagresión

Otras secuelas del abuso sexual a menores:

Se llega a desarrollar una baja autoestima al considerarse, como sucio y dañado, culpable y avergonzado, y muestra signos de rechazo y hostilidad a la sociedad en general y a la familia en particular.

Dependiendo del grado del abuso, el sobreviviente podría presentar alteraciones que van, desde las leves, hasta las pronunciadas, de superficiales a profundas, y que requieren tratamiento profesional o médico. Ellas incluyen:

Autoestima: representación vergonzosa de sí mismo, sentimientos de minusvalía, temor, depresión, tristeza, culpa, ansiedad, frustración o manías.

Sentimientos: incapacidad para mostrar su afecto, o bien; exceso de éste, comportamiento agresivo o empalagoso, confusión de roles y valores.

Cuerpo: rechazo al propio cuerpo, pérdida de respeto a éste, encubrimiento o descubrimiento excesivo.

Intimidad: dificultad para establecer relaciones de intimidad, rechazo o abuso.

Sexualidad: negación, abuso o confusión, incapacidad de disfrute pleno, temor, rechazo o uso compulsivo e insatisfactorio.





Efectos secundarios del abuso incluyen:

Racionalizar: buscar justificantes que den razón al abuso, y, por tanto lo minimicen.

Negar: aferrarse a no aceptar lo ocurrido, buscarlo borrarlo de la memoria. Es el “efecto avestruz”, ya que al igual que éste, al esconder el daño, niega su existencia.

Olvidar: guardar en el último rincón de la memoria lo ocurrido, restándole importancia.

Desdoblar: creer que sí subsisten dos personas: la real y aquélla a la que le ocurrió el abuso. Hablar de sí mismo, en segunda persona.

Controlar: reducir la palabra abuso a lo “estricta y socialmente permitido”, guardando y reprimido cualquier esbozo de recuerdo.

Caos: perder el control de las propias acciones, emociones, relaciones y sentimientos.

Despistes: pérdida ocasional de control sobre las capacidades creativas, de memoria, de reacción, etc.

Confusión: pérdida de equilibrio entre lo real y lo imaginario. También puede implicar un comportamiento borderline es decir limítrofe (entre lo sano y lo insano).

Estados de alerta: pérdida de la confianza en él o en ella y en los demás, lo que deriva en otros trastornos.

Humor: comportamientos extremos e incontrolables en el ánimo sin causa aparente.

Religión: práctica ortodoxa y excesiva del culto religioso o negación de cualquier tipo de fe. También puede derivar en inclusión en cultos, ritos, o sectas de índole mágica, hermética o satánica.

Sexualidad: impotencia o frigidez, según el caso o bien obsesión por la práctica sexual.
Adquisición de variantes (homosexualidad, lesbianismo, bisexualidad, trasvestimo, etc.)

Trabajólicos: personas dedicadas excesiva y obsesivamente al trabajo, utilizándolo como pretexto para no involucrarse en otro tipo de relaciones personales.

Adicciones: a sustancias químicas, drogas, alcohol, tabaco, etc., o a actividades (trabajo, sexo, tv, etc.), que les impide enfrentar la realidad conscientemente.
Enfermedades mentales: por mencionar algunas: neurosis, depresión, paranoia, esquizofrenia.

Automutilaciones: comerse las uñas, rascar o pellizcar el rostro, las manos, arrancarse el pelo, ocasionarse heridas.

Intentos de suicidio: por abuso de sustancias, uso de armas, etc.

Problemas alimenticios: anorexia, bulimia, obesidad, etc.

Problemas delictivos: escándalos, robos, agresiones, incluso abuso sexuales.








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